Wednesday, October 18, 2006

La Odisea

Athenas no es muy grande, y el metro es fácil de manejar. Las lineas no comparten vías así que si estas en la plataforma de Omonia del lado izquierdo los vagones de metro que pasen por ahí siempre son de la linea dos y van en la misma dirección. Además, se anuncian las paradas en griego y en inglés en los vagones. Conseguimos un pase de diez euros por toda la semana. Las griegas tienen los ojos juntos y la nariz aguileña, pero algunas se arreglan bastante y son guapas. No hay punto medio. El tufo es agrio.

Hay perros en todos los monumentos, al parecer sin dueño. Duermen inmutables en medio de las multitudes.

El Acrópolis está en una colina, y lo puedes ver desde casi cualquier parte de Athenas. Es un punto de referencia importante. El mármol de sus columnas se ve beige, luego blanco, luego rosa iridiscente con el atardecer. Hermoso. Me imagino a Platón dando un discurso, a Sócrates. A la plebe asisitiendo a festivales en el Partenón. Aquí nació la democracia. Esta también fue la primera sociedad con esclavos.

La Plaka es el barrio justo abajo del Acrópolis, lleno de joyerías, souvenirs y cafés. Las calles son empredradas y angostas, los carros están prohibidos pero de repente se cuela uno. Casi todas las tiendas venden lo mismo, camisetas, aceite de oliva, ouzo, miel, aceitunas, baklava....Nos sentamos un café esquinero al aire libre y comemos gyros, la versión griega de los tacos. Es trompo de puerco en una pita. Viene con tomate, papas fritas y tzatziki, yoghurt con ajo y pepino rallado. Como cebollina o crema agria espesa. La dieta griega es sencilla y muy rica, los tomates saben a tomate, cosa que ya no sucede en Estados Unidos e incluso en México el tomate bola ya no tiene sabor.

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